La reforma antirrelección no termina con el vaivén legislativo de los políticos mexicanos
- Angel Eustorgio Hernández del Ángel
- 10 mar
- 1 Min. de lectura
La reciente reforma aprobada por el Congreso de la Unión, que busca eliminar la reelección consecutiva y el nepotismo electoral, no ha logrado resolver uno de los problemas más persistentes en la política mexicana: la rotación de políticos entre distintos cargos dentro del sistema legislativo.
La reforma establece que, a partir de 2030, se impedirá la reelección consecutiva en el mismo puesto, pero no aborda el fenómeno de políticos que pasan de un cargo a otro, especialmente en el Poder Legislativo. Esto ha permitido que algunos políticos, tras concluir un periodo como diputado, sean designados inmediatamente a otro cargo, como senador o parlamentario local, en un ciclo que a menudo dura décadas.
Un ejemplo de este fenómeno es Ricardo Monreal Ávila, actual presidente de la Junta de Coordinación Política en San Lázaro, quien al final de su actual periodo habrá acumulado 38 años como servidor público, tras haber sido gobernador, alcalde y legislador en diversas ocasiones.
Aunque la reforma busca frenar la reelección consecutiva, el sistema sigue permitiendo que muchos políticos construyan carreras prolongadas sin enfrentar verdaderos límites en su ascenso.
El problema de la movilidad política en México
El fenómeno del "salto" entre cargos refleja las deficiencias de las reformas políticas y la necesidad de una mayor regulación para evitar que figuras políticas permanezcan en el poder durante extensos periodos, obstaculizando la renovación generacional y la diversidad de ideas en el sistema legislativo.

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